Agosto con Cachapas

 Ayer sábado probamos las primeras cachapas, las acompañamos con queso de la casa y unos chicharrones bien sabrosos parientes. Desde hace días el maíz estaba en punto, don Escolástico, Cuspa y Perico lo recogieron, deshojaron y hasta lo pasaron por el molino. Erasmo se encargó de cortar y traer la leña a la cocina, María prendió el fogón y calentó el agua pa pelar el marranito que desde hace días no quería salir del conuquito. A mi me tocó darle el palo cochinero y junto a los muchachos lo despresamos y María se encargó de freír los chicharrones en el caldero, mientras el budare se calentaba para comenzar a regar la tierna masa para saborear las primeras cachapas de la temporada. Nos agarró el medio día y de repente comenzaron a llegar algunos vecinos, quizás atraídos por el delicioso olor del cochino frito. Yamelis Pérez, Oswaldo, Lucho, la piroca, Joseito, Carmelo y hasta Doña Justa se presentó con un canarín lleno de ricas Catalinas. Se nos lleno el cuarto de agua me dije y de inmediato los muchachos de la casa fruncieron el ceño, Doña María me llamo a la cocina que era pura candela y me propuso zumbarle los perros a la inesperada visita, o correrlos y así disfrutar sólo los de casa de las cachapas y el marranito. Al final decidimos que a pesar del gentío, ellos son nuestros vecinos y tenemos que compartir y ayudarnos. Cada quien comió las deliciosas cachapitas, unos quisieron con mantequilla y queso, otros como yo, la comimos con chicharrón y algo de presa y por supuesto un buen guarapo de papelón y limón. Luego entre risas, CUENTOS Y un improvisado contrapunteo pasamos la tarde. Para rematar un cafecito recién colado con Catalinas y la satisfacción de haber compartido con mi gente y vecinos guardando la respectiva distancia y lavándonos las manos con abundante agua y jabón azul.

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