Es uno de los más poblados y populares de Caracas, donde muchas de las casas construidas están casi dentro de los terrenos del Cementerio General del Sur. Es el caso del amigo José Ríos, quien hoy día tiene un puesto de ropa para caballeros, dentro del mercado del cementerio, uno de los más visitados por gente de toda Venezuela, por sus buenos precios y calidad en la mercancía; Cuenta el amigo Ríos que a principios de los años 80 compro un terrenito al borde del cementerio y aunque sintió como miedo, cuenta que su señora estaba esperando el primer hijo de ambos y no tenían vivienda propia, pues vivían en una pensión de mala muerte en el mismo barrio. Con un arreglo que le dieron en la compañía donde trabajaba, dice que invirtieron en el terrenito para el rancho y en un puesto que estaban vendiendo dentro del mercado. Poco a poco fue aplanando el terreno y a medida que lo hacía confiesa que encontraba: Cráneos humanos y muchos huesos regados de manera desordenada, dice que casi se arrepintieron de haber comprado, donde hoy tienen su buena casa de 2 plantas, gracias al esfuerzo de el y su pareja. Ya dentro del rancho, podían escuchar de noche: gritos, lloros, quejidos y ruidos de todo tipo y cuenta que hasta un cura llevaron al rancho para que regara agua bendita y pronunciará misa y bendiciones. En la medida que fueron construyendo, las cosas se fueron calmando y también atendían el puestecito de ropa, poco a poco la clientela aumentaba al igual que las ventas y con esas ganancias compraban bloques, cabillas, arena, cemento y agrandaban la casa que ya no era de madera y zinc y con el tiempo nacieron más hijos y pudieron hacer la segunda planta y hoy a Dios gracias viven desahogados y aún tienen su puesto de ropa para caballeros, dicen ya no sentir nada de ruidos extraños, aunque su vista es hacía dentro del cementerio abarrotado de tumbas y de figuras religiosas, la necesidad es más grande que el miedo.
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