La vieja casa duro deshabitada algunos años, hasta que Braulio su último dueño logró venderla a muy bajo precio a un italiano de nombre Giuseppe Conti. Luego este decidió tumbarla totalmente, construyendo una nueva estructura, diseñada para que funcionará como un taller mecánico, Así con el paso de los meses la nueva edificación comenzó a funcionar y la comunidad lo recibió de muy buena manera. La comadre Ailsa en una visita a su vieja amiga Estilita, le contó lo sucedido con su antigua propiedad y además le comento, que ahora por fin vivía tranquila, pues jamás se volvió a sentir el espíritu de BARTOLO desandando por el lugar. En realidad nadie sabía a ciencia cierta donde había ido a parar el terrible espectro, Estilita respiro hondo y hasta le mando a realizar 7 misas por su eterno descanso. En el taller había mucha gente en el día, durante la noche sólo carros pernoctaban en el nuevo local. Quizás lo que lo tenía atado al mundo terrenal era la vieja casa y al ser derribada, quizás simplemente trascendió a un plano superior. Dale señor el descanso eterno y que brille para el espíritu de BARTOLO la luz perpetua y descanse en paz Amén.

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