Ailsa la comadre que ayudó en el parto a Estilita, y que luego le bautizó al niño y cuyo nombre era José Gregorio en honor al médico de los humildes. Eran vecinas y sólo una cerca de alambre, separaba los patios de las viviendas, tenía 15 años para ese entonces y era morena maciza, cuando pilaba el maíz para las arepas sus senos temblaban y las nalgas bailaban de un lado a otro. BARTOLO la observaba mientras construía la casa familiar, pero lo único que le molestaba era su piel morena, ella sabía que el hombre recio la miraba y sólo se carcajeaba ruidosamente. Nunca hubo nada entre ellos, y ella nunca dejo de visitar a su comadre y ahijado, incluso con el paso del tiempo esa amistad se prolongó a pesar de la mudanza de la familia y de la muerte de BARTOLO. Una noche salió al patio para recoger una ropa de las cuerdas, pudo escuchar la voz de su compadre que le decía: comadre dígame donde está mi mujer y mis hijos, poco le faltó para desmayarse del susto, pero orando en silencio encontró fuerzas y respondió así al difunto: lo reprendo compadre en el nombre de Jesús y le digo que coja su camino y se vaya por donde vino, De repente el espectro desapareció. No le comento nada a su comadrita y vive rezando para que el alma del difunto se aquiete.
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