Cuentos de Velorio #16

Esa noche en Guanarito la tierra del silbón en el velorio de Doña Estela Márquez, presencié algo único en este llano bravío. que me hizo sentir más orgulloso aún de esta tradición oral de velorios; como fue la participación de puras señoras contando cachos y relatos de esta parte de nuestra querida Venezuela. Pancha Báez tomo la palabra con la venía de los presentes: mi narración a continuación me sucedió aquí mismo en Guanarito hacen ya muchos veranos con sus inviernos, una tardecita venía yo de visitar a mi vieja pues mi situación era muy crítica. Acababa de enviudar y había quedado con tres muchachitos pequeños y destrozada por el dolor había descuidado el conuco y majada, entonces mamá me ayudaba con la comida y como no vivía lejos. cada mañana cogía el burrito y me ajilaba con mis muchachitos por ese camino solitario; en la tarde me regresaba pa la casita otra vez. Esa tarde cuando pase la quebraita veo echado en el medio del camino un enorme vaquiro  esos de collar blanco bendito sea Dios me dije tomando el machete capón y metiéndome cerca de un mogote en la pata de un guatacaro viejo.Temblando me dije capaz y me vio ese animal, cuando siento los chillidos del pecarí bufando y levantando el polvo con el hocico. bien bravo se veía y con los pelos paraítos como puyas. Inmediatamente comencé a rezarle a la mae Coromoto pa que me protegiera a los muchachitos y nos sacará de aquel trance tan maluco. luego chico me volvió el alma al cuerpo y salgo asomarme, Ave María Purísima el bicho venía en una sola carrera pa caernos encima y los niños llorando asustaitos y el burro con ganas de alborotarse a correr. Mire cuando me doy cuenta tengo encima la fiera con aquellos colmillos que le sobresalían, machete por delante y bien planta me encontró ese hijo de la gran madre y swas sentí aquel impacto contra el capón. se le había enterrado más de una cuarta en el ojo y el vaquiro chillaba pero de dolor; ay mismito me abrace a mis hijos que gritaban aterrorizados y temblorosos. miren mis hijos el animal de apoco se fue aquietando hasta que cayó de bruces muerto, del tiro me arrodille a darle gracias a la madre Coromoto por lo sucedido parientes. le saqué el machetico ensangrentado a la bestia caráche y como pudimos lo amarramos al burro y guapita pa la casita a prepararlo pa darle que come a mis hijitos. Aplausos de los asistentes que entusiasmados daban fe de los milagros de la patrona, nuestra madre Coromoto.


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