Cuentos de Velorio #19

.A continuación Doña María Puchete, nacida y criada aquí mismo en Guanarito tomaba la palabra. Esto que aquí les voy a contar sucedió en el año de 1953 aquí mismito'tando yo muchachita mis hijos: el tabano hizo estragos en esos días chupándole la sangre a los campesinos de estos lados. Y volviendo loco al ganado que rompía las puertas e trancas y salía barajustao llevandose toitico por delante, gua no había cerca ni alambre que lo contuviese. Aquí en el pueblo naiden asistía a la misa del padre Genarito; lo que había por demás era parranda y caña blanca y mucha Camorra en esos botiquines. El invierno y la crecía habían desbordado los ríos y caños de toda portuguesa llevándose las cosechas e inundando la sabana. Pa colmo aparecieron el paludismo y la hematuria que de apoco fueron diezmando a la población, comenzando la mortandad en la región. El padrecito lo repetía en los sermones, que la falta de fe acabaría con todos. Pues entre las epidemias y el vicio sólo Dios nos salvaría. Así comenzaron las procesiones por calles y caminos de tierra de todo esto; en primero nadie quería acompañar al Cristo que a duras penas cargaban las doñitas y uno que otro anciano. El curita con la sotana llenita de barro por delante, agua pariente pues no paraba de llover. Un domingo en plena misa de la mañana Isabelito el monaguillo ,se dio cuenta que de la imagen del Cristo comenzó a manar un aceite bien espeso. De inmediato comenzó a pegar gritos emocionado y el padrecito y los que ahí estábamos corrimos al pie de la imagen y asombrados vimos como el milagro era totalmente cierto. Todos llorábamos emocionados, de rodillas pedíamos perdón por lo que sucedía aquí en nuestro tan sufrido pueblo. Una doñita de nombre Domitila Torres, fue la primera en recoger en un frasquito aquel aceite milagroso. Que de inmediato llevó a su casa donde su hijo tuberculoso yacía, y untándolo sobre su pecho y espalda de inmediato se sanó. Dejando de toser y recuperando su fuerza, la mujer corrió por todas estas calles llorando y gritando el milagro que había salvado a su muchacho. esto se corrió por toda la región, el pueblo todo se volcó a la iglesia. A mostrar arrepentimiento y fe en nuestro Dios todo poderoso que mando aquel aceite que sano a cuanto enfermo hubiese. Hasta el tabano se fue, la plaga y las epidemias desaparecieron de Guanarito para siempre. Y lo más importante es que nuestro señor nos dio otra oportunidad para redimirnos y ser mejores hombres y mujeres...

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