Cuentos de Velorio #8

La costumbre en el llano viejo, era la de venir acompañar al difunto hasta su última morada. La familia mataba una res, o un marrano para agasajar a los visitantes, preparaban ollas de carato de maíz cariaco, pailas de café bien arrequintao. picaban panes de queso en trozos que servían con galletas de soda, no podía faltar el consomé y las hallaquitas de chicharrón. Tampoco el guarapo de poncigue o la guarapita., lava gallos y una botellita de ron. La rezandera era indispensable para ayudar al espíritu del difunto a pasar al otro lado sin contra tiempos, luego las lloronas que por lo general eran doñitas mayores y las viudas del lugar. A la media noche era el turno de los cuenta cachos, que todos esperaban para poder amanecer y no dejar solos a los difuntos y sus familias. estos eran llaneros veteranos que contaban hazañas Llaneras para entretener, asombrar, o hacer reír a los asistentes. Se organizaban por turno y por tiempo de duración de sus historias, que casi nunca excedían los 30 minutos. Al finalizar con sus aplausos el público decidía quien lo había hecho mejor. estos eran premiados con algún ave de corral, a veces con un marranito. el día del entierro los rezanderos recitaban las letanías que eran repetidas a coro por los asistentes. luego era sacado el féretro en procesión por las calles del pueblo hasta la Iglesia, donde el sacerdote hacía una misa de despedida en su honor. al terminar continuaba la procesión hasta el cementerio donde eran depositados los restos del difunto con mucho pesar y lágrimas. luego al día siguiente iniciaban los 9 días de novenarios en casa del difunto. de esa manera la familia y los amigos se unían en oración para el descanso de aquel ser amado. si había sido parrandero se le ponía música con algún aguardientico. esa noche de velorio se resaltaban sus cualidades pues como decía mi abuelita: ningún muerto es malo. y por supuesto el luto cerrado de por lo menos 2 años. pero claro eso era antes en mi llano viejo.



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