Esa tarde en casa, don Ponciano Cabeza me relato sus varios encuentros con algunos difuntos conocidos y asegura que son muchos los difuntos que encuentra a diario en tan solitario camino. Antielito no más me tropecé con el viejo puchete el antiguo dueño de los" Cocuyos " fundo muy nombrado por esos lados primo, se le paran los pelos del cuerpo a uno que aún es cristiano vivo. Le recordé una tarde que venía de la sabana y me pareció ver a Carmen Elena la muchacha que se desnuco al caer del caballo cerquita del paso del corozo, la aguaite sobre la bestia y lo raro fue que aunque la salude con la diestra levantada, ella se me quedo mirando y picando al animal lo elevó en 2 patas y salió corriendo como alma que lleva el viento. Mire primo dice el viejo, tenga cuidado con esa muerta mire que cuentan que esa mujer le tenía ganas a usted primo, y cuidadito en ese paso del Corozo pues allí fue que murió la Llanera y al parecer ni misa le han dado allí en la capillita. Caráche viejo tendré cautela en ese solitario camino y usted también pele el ojo, no sea que algún difunto se lo quiera llevar a los infiernos, y de esa manera aligerar sus pecados. Esa tardecita cuando me despedí del viejo Ponciano fue la última vez que lo vi en vida, me llegó la noticia de que lo encontraron muerto en su chinchorrito, al parecer su corazón y los tantos años que lo acompañaban decidieron abandonarlo. Ahora sólo recuerdo su última conversa sobre los difuntos del camino, espero no encontrármelo en esos parajes llenos de barro y soledad.
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