...En el patio de nuestra vieja casa materna había un enorme y frondoso almendron.Estaba lleno de cajas de madera donde nidaban las palomas , cuyos pichones vendiamos por medio , los utilizaban para consume que ayudaba a los enfermos a reponer sus energías.Resulta que cada vez nos arrojaban las frutas sobre nuestras cabezas golpeandonos , pensábamos eran loros o pericos que los dejaban caer .Cierto día llegó a casa el abuelo Eugenio , llanero cojedeño muy chusco y despierto , al quitarse el sombrero lo sonaron de un pepaso , malicioso comenzó a poner cuidado y pudo ver claramente a un duendecillo saltando entre las ramas y arrojando los almendrones. Se burlaba dando brincos de un lado para otro, el abuelo pidió un trapito rojo , sal , cuerno de siervo con el cual empapo el trapo , luego me pidió subiera y lo amarrara en el copo del almendron , una vez amarrado el trapo , baje y el abuelo pidió que nos escondieramos .No paso mucho tiempo cuando sentimos un porrazo en el patio , salimos a ver y lo vimos salir huyendo despavorido y traspasar la empalizada , para nunca más volver y fastidiarnos .Como dice un dicho: llanero viejo sabe bastante , el abuelo nos contaba muchísimas historias del llano cojedeño , de sus Tigres, mangos hilacha y de espantos bajados de las montañas , comentaba haberse topado varias veces con el SACUDE chinchorros y la bola de fuego , además aseguraba no temerles pues era fiel creyente de Dios y por tanto nada podía perturbarlo.El fue mi inspiración para atreverme a escribir , solía decir que el miedo es bueno,siempre y cuando no te paralice. 



 
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