En la población del Baúl en el Estado Cojedes, aún muchos recuerdan está terrible historia. Se trataba de una extraña pareja que habitaba en dichas galeras, el se llamaba Honorio y su mujer Petra. Al parecer el sentía un gusto muy grande a consumir carnes rojas y ella se la preparaba, pues de no hacerlo el le propinaba cada paliza que casi la mataba. Resulta que así se fue comiendo todos los animales de la casa tales como: vacas, marranos, gallinas, burros, perros y hasta el viejo gato también se lo comió. Petra asustada pues ya no había animales que prepararle , decidió robar en casas del pueblo y la sorprendieron y fue llevada ante las autoridades y juro no volver hacerlo, de lo contrario sería azotada en la plaza del Baúl. Un día paso cerca de su descuidado rancho, un anciano borracho que deambulaba los caminos, pidiendo dinero para beber. Petra decidió que se lo prepararía a Honorio de almuerzo, pero estaba tan hediondo que desistió de la macabra idea, entonces pensó en secuestrar niños del pueblo que jugaban solos en aquellas sábanas solitarias. Bajo engaños logró atraer varios muchachitos y los encerró en una jaula como pájaros, pero no se atrevía a asesinarlos, una tarde fue descubierta por una turba que buscaba a los desaparecidos niños y se la llevaron atada junto a su marido. Ambos fueron encarcelados en Tocuyito donde murieron de viejos. Afortunadamente Honorio sólo comió sus animales y los de sus vecinos, los cuales lo acusaron de ladrón y caníbal. La providencia evitó que comiera aquellos inocentes y por eso fueron condenados.
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