El Toro Bravo del Mal Paso

Esa noche veníamos de un parrando en Corozal, en mi vieja Toyota el compadre Dimas Torrealba y atrás en la batea venían unos borrachos que me pidieron la colita hasta el pueblo. Veníamos riendo y conversando de lo acontecido en aquella fiesta, recuerdo que ya era más de la media noche y el camino estaba muy oscuro. De repente el compadre me grita que frene y de inmediato pise el freno abruptamente, la gente que venía atrás comenzaron a protestar pues decían que quería matarlos a todos. Lo que ni ellos ni yo habíamos visto era un inmenso padrote tan negro como la misma noche, que se nos había atravesado en el camino y levantaba nubes de polvo con sus patas traseras. Era inmenso y pitaba furioso una y otra vez como para que retrocediéramos, pero como estaba bien prendido le dije al compadre Dimas, mire compa Dios dijo Dios y hombre pa' los que salgan, de inmediato me cuadre bien y subí las luces de mi cacharro y chola pa'alante. El furioso animal no retrocedió y por el contrario nos embistió con tal fuerza que casi nos voltea, a los borrachos y a nosotros del tiro se nos pasó la rasca. El toro negro golpeó varias veces el frente de la Toyota y de inmediato se vino hacía mi puerta y golpeó tan fuerte, que pude sentir el impacto en mi pierna izquierda. No se como no fuimos a dar al barranquito del costado , pero de nuevo maniobre y dándole chola parejo, logre sacar la camioneta por el terraplén y fuimos a parar a la carretera negra. La gente que traía me gritaban que corriera a lo que diera la camioneta, porque el furioso toro venía soplado detrás de nosotros. Al final no pudo darnos alcance y llegamos al pueblo bien asustados y con el carro bien mallugado pero sanos y salvos. Luego se corrió el chisme en todo el pueblo y la gente me preguntaba por el ESPANTO del toro de mal paso, lo que yo jamás imaginé era que los espantos pudieran destrozar una Toyota.

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