En Perro Seco

-Pueblo alejado de todo donde el tiempo parece transcurrir sin ningúna prisa, sus calles silenciosas cuentan al visitante la desidia y el atraso en el que viven sus pobladores, la primera vez que visité el pueblo fue en 1985 gracias a una invitación del poeta Zoilo Natera, recuerdo que luego de saludar a mi viejo amigo le pregunté quien le habia puesto ese nombre al pueblo, el se encogió de hombros y me confesó que esa misma pregunta se la había hecho a sus padres, amigos y vecinos sin obtener respuesta alguna, al final de la calle bajo un viejo samán a un está el bar El Olvido regido por su dueña Maria De Los Angeles, en aquella oportunidad nos conocimos y ambos rondabamos los veinte y tantos años, fue un domingo en La Plaza Bolivar, ella salía de misa mientras el poeta y yo en apasible tertulia disfrutabamos de un cepillado de tamarindo, al verla quedé impactado con su belleza y Zoilo dandose cuenta de mi interés por ella atinó a presentarnos, luego en medio de la conversación le pregunté inocente en que ocupaba su tiempo, la respuesta fue impactante, ella era dueña del unico bar del lugar, luego en el transcurso de esa semana la visité varias noches y escuchando la música de despecho que salía de esa pintoresca rocola nos contamos nuestras vidas y el amor nos acechaba, nuestras miradas se cruzaban y una chispa siempre estuvo a punto de incendiar nuestros corazones, la razón pudo mas y comprendimos que eramos tan diferentes que no hubiese sido lo que esperabamos, hoy, luego de 34 años, regresé al funeral de mi buen amigo el poeta Zoilo y ella y yo de nuevo nos encontramos y pesar del tiempo, de la distancia, de los años, comprendí porque jamás olvidé a Perro Seco y a la dueña de El Olvido...

1 comentarios:

Unknown dijo...

Me gustan sus historias, me transportan a otros tiempos en que el respeto y las creencias por los espantos eran importantes, siempre que iba al campo y veia esos caminos largos y solos me imaginaba cuántas historias tenían que contar...

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