Esa noche Alexander 
taxeaba
 en el pueblo con poca suerte, de repente cuando pasaba por Golfo triste una parejita le saco la mano. Le preguntaron si podía llevarlos hasta Onoto y le ofrecieron pagar muy bien el viaje, él aceptó y a pesar de que su viejo Caprice
 tiene los cauchos lisos. Arrancaron cerca de la media noche y cuando llegaron a Santa fe se detuvieron por un café y un cigarrillo, luego continuaron el viaje y se desprendió un aguacero con rayos y centellas. Tuvo que ir mucho más despacio, cuando pasaba por un tramo de la oscura carretera que llaman Salistral
, se les atravesó una mujer vestida de blanco el de inmediato freno, pero aun así logró impactarla. Se bajaron y la extraña muchacha lloraba y se agarraba el vientre diciendo estar embarazada, de inmediato la subieron y acostaron en el asiento trasero. La parejita sentada adelante junto al chófer, le pedían se calmara y la trasladarán al CDI de Onoto. Así siguieron sin escampar y escuchando los quejidos de dolor de la atropellada. El camino se hacía interminable y angustioso, por la cabeza del chófer le cruzaron miles de ideas fatales, se imaginó
 en la cárcel por lo sucedido. De repente observaron luces cercas, era el pueblo y de inmediato enfilaron hacía el centro de diagnóstico. Al llegar Alexander salió corriendo hacía dentro a buscar una camilla y al médico de turno, Cuando regreso solo encontró a la pareja que pálidos y temblorosos, le hacían señas de que la mujer ya no estaba dentro del vehículo. No lo podía creer y abrió la puerta rápidamente para cerciorarse, era cierto no había rastros de la atropellada. A los días comento lo sucedido con colegas taxistas, varios aseguraron haber sido víctimas del mismo ESPANTO. Desde entonces más nunca agarró esa solitaria carretera de noche, unos dicen que por ahí sale todo tipo de apariciones: la mujer de Blanco, El caballo que persigue los carros, la viejita pidiendo agua, la piara de cochinos y otros.

 
0 comentarios:
Publicar un comentario