La Chica en el Cementerio

Todas las tardes se dejaba ver, aparecía sentada sobre una tumba. El celador del viejísimo panteón, aseguraba que la primera vez que la vio pensó que era una visitante asidua de aquel lúgubre lugar, de eso hacía más de medio siglo. Ya se habían acostumbrado a mirarse y nunca cruzar palabra. El cuenta que era muy bella y vestía ropas de otra época, además siempre estaba escribiendo en una muy vieja libreta y cuando no, sólo contemplaba el horizonte y otras tumbas alrededor. Don Celestino dice no temerle, pero prefiere no perturbarla, me comentó que además en otro sector del campo santo ha visto niños correteando y riendo y también ha visto ancianos deambulando confundiéndose con los vivos. En los más de cincuenta años aquí; dice estar acostumbrado a convivir con los difuntos que aquí reposan. Pues dice estar seguro que cuando le toque partir al más allá aquí reposaran sus restos mortales. Esa tarde me despedí de el y lo noté tranquilo y sin ningún tipo de temor a su sitio de trabajo, yo por el contrario siempre estuve algo nervioso y creyendo ver sombras a cada rato, creo que jamás podría trabajar en un lugar tan espeluznante como este ¿y ustedes?

0 comentarios:

Publicar un comentario