Fue un regalo de don Ramón Cuspa para su ahijada Dulce María, esa mañana se apareció tempranito y la trajo en sus manos. Era tan pequeñita que cabía en la Palma de su diestra, Dulce apenas la vio se enamoró de la marranita y a partir de ese momento no se volvieron a separar más, Doña Elvira la mamá de la muchachita veía como día tras día la cerdita crecía y cada vez era más despierta y obediente. Así pasaron los meses y Dulce tuvo que dejar que pintada como llamaban a la cochinita, se quedara en el CHIQUERO con los otros marranos. Los cerdos eran alimentados con el suero del queso llanero, esto les aportaba muchas calorías y también lo complementaban dándoles pira y maíz y por supuesto las sobras de la casa. Pintada ya estaba grande y gorda, lista para ser madre por primera vez, Doña Elvira la cruzó con el padrote y pronto quedó preñada. Todos esperaban el parto ansiosos y Dulce estaba contenta de que su pintada trajera al mundo su primera camada de cerdos, lo que nadie esperaba era la cantidad de 15 cerditos y todos sanos y salvó. Sin duda impuso un récord pariendo de manera natural en una noche tantos hermosos, bellos y sanos cerditos.
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