Que estaba en el patio de la casa, solía aparecerse una doñita agarrando los gajos, que luego los desgranaba en una vieja ollita de aluminio y luego desaparecía. Lo extraño es que la casa está rodeada de paredones, sólo se entra por la puerta principal o por el garaje. Mi señora fue la primera en verla y le contó a la vecina otra doñita bastante mayor que le pareció conocida pero le dio la espalda. Cada vez que venía del campo, ella me contaba la misma historia, yo estaba algo escéptico. Una tarde llegue, metí la camioneta y desde ahí la observe, no sentí miedo si no más bien curiosidad. Me acerqué y de lejitos le pregunte que hacía en el patio de mi casa, sin voltear y tomando los onotos respondió: está matica la sembré yo hijito. Se me espeluco el cuerpo y entre hacía la cocina, le conté a mi señora lo que me acababa de suceder, asombrada me pregunto, y ahora que vamos hacer? Al otro día tempranito, corte la mata y la monte en la Toyota para votarla camino al campo. Luego de esa drástica decisión, el espíritu no volvió aparecer en mi patio.

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