La Mujer de Villa de Cura

...Esta historia la escuche del compadre Gregorio taxista de profesión , conocedor de la carretera Nacional desde Zaraza hasta Maracay .Contaba que viajaba constantemente por dicha vía y preferia hacerlo de noche , aseguraba que le gustaba la oscuridad y la tranquilidad .En cierta ocasión se detuvo en la villa a recoger una pasajera que le hacía señas que se detuviera, la mujer se montó en el carro que venía con un señor como único ocupante y venía charlando con el compadre como copiloto. Enseguida un olor nauseabundo inundó el vehículo y el compadre comento la hediondez , la mujer de inmediato le respondió que era ella que desde que murió atropellada la acompañaba tal pudricion. Cuenta que el pasajero lo miro persignandose , de inmediato la mujer se abalanzó sobre el rodeando su cuello desde atrás y apretandolo de tal manera que casi lo hacía perder el control del vehículo.El compadre dice haber sentido su pudricion de tal manera , que de inmediato un vómito producido por la náusea le sobrevino. El señor que venia adelante en vano trataba de separar a la agresora , y está también intentaba golpearlo con una mano .De esa manera el asustado chofer como pudo freno poco a poco , abriendo la puerta y saliendo de inmediato del carro.Cuenta el compadre que la mujer intentaba ahorcar al pasajero que se defendía como podia hasta que también pudo salir del vehículo.Una vez los dos afueras , veían como la alocada pasajera golpeaba el vidrio casi hasta romperlo .El de inmediato corrió y abrió el maletero en busca del extintor de incendio , dice que el señor que venia temblando le abrió la puerta a la endemoniada presencia .El en guardia con el apaga fuego en sus manos la vio salir como una tromba , de inmediato la Rocío con aquel espumoso líquido , está pegaba gritos de dolor y desespero pero el compadre la persiguió hasta que se perdió entre la oscura maleza.Luego se montaron al viejo caprice deteniéndose en el terminal de San Juan de los Morros.Alli los dos hombres contaron a algunos chóferes lo sucedido , a la vez que limpiaban la gusaneras que la diabla había dejado dentro del taxi y el vómito del asustado compadre.


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