El vecino Atilio desde hace un tiempo para acá, no suelta su nuevo teléfono inteligente, que le compro Oscarina su hija mayor, para no perder el contacto, ya que ella se fue fue del país y el quedó íngrimo y sólo. A raíz de que tuvo que dedicarse a aprender como se utiliza el celular, descuido un poco sus labores en el predio de su propiedad, pero asegura que se distrae bastante viendo y aprendiendo todo lo que se publica por el Facebook así como por el Instagram y el WhatsApp. Además aprendió a enviar mensajes a su muchacha y también a contestarle y hacerle llamadas, cuando la soledad lo abruma y le dan ganas de pedirle que regrese a su campo, que la tristeza lo mata, pero no le dice nada como buen padre y por el contrario le da valor y la mantiene informada de todo lo que el hace en sus tierritas. Oscarina la ahora ciudadana del mundo, le envía saludos catire y le manda a decir, que lee cada una de sus historias y cuentos sobre nuestro llano y sobre nuestras costumbres e idiosincrasia, lo hace de noche luego de llegar a la habitación donde vive, le di las gracias al vecino y me sentí muy bien, sabiendo que donde se encuentre cada Venezolano que migro de su tierra en busca de un mejor futuro, y que cuando lo embargue el GUAYABO por su terruño, pueda leer mis cuentos, historias, leyendas o reseñas sobre nuestra tierra plana y así se sienta un poquito más cerca de su patria querida. Atilio me confiesa que luego de conocer un poco más de los fantasmas que desandan por estos sábanas, ahora anda con más recelo y desconfianza cuando cae la noche y la oscuridad, los ruidos o los silencios nocturnos lo acompañan. Le doy ánimo y le digo como reflexión, que a veces ni siquiera conocemos nuestro entorno, ni su gente, ni quienes estuvieron antes de nosotros, simplemente vivimos el día trabajando como burros, para procurar el sustento y alimentar el cuerpo, pero no alimentamos ni el espíritu ni el intelecto, debemos leer más sobre nuestro país, sus orígenes, su independencia, su gente y lo que hicieron para tratar de hacer de Venezuela un país de oportunidades y de como llegamos a el presente, sumidos en la miseria y la inconformidad, a la diáspora que se llevo a nuestros hijos, nietos y jóvenes que son el futuro y que pronto regresarán y llenarán nuestros corazones de felicidad.
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