LOS ARAGUATOS DEL SOCORRO #2

 Atilio Cazadiego llanero recio y estrenándose como padre, inicio la crianza de los trillizos levantándolos con los ordeñadores a las 3: 30 de la madrugada cuando apenas ellos contaban con 8 años de edad. Lo primero que les enseñó fue a echar los becerros de la vaca que fueran a ordeñar en el corral, para eso cada uno debía estar atento a lo que les indicará cada ordeñador. Al principio se enredaron pero a medida que fueron conociendo las vacas y sus terneros los fueron identificando y sin que el padre los llamara ellos colgaban en el corredor con los obreros y de esa manera se levantaban a la hora. El padre le regalo a cada muchacho un potro ya amansado y los llevo a recorrer " El Sapo" el fundo que el heredó de su Taita don Andrés Cazadiego y que según la tradición al el morir pasaría a manos de sus hijos, les enseñó a fuerza de gritos y mandador cuales eran sus obligaciones en aquel lugar y también les  enseñó a ganarse el pan con el sudor de sus frentes. Nunca dejaron la escuela donde eran populares y temidos por todos y les gustaba que los llamarán " Los ARAGUATOS " pues se sentían los más fuertes del lugar. Tumbaron rosas a fuerza de hacha y machete, cavaron grandes agujeros para lagunas, limpiaron la tierra a la orilla del río para una Vega donde sembraron :  yuca, ñame, ocumo, berenjenas, Topocho, batatas, auyama, naranjas, limón y el padre los observaba complacido por lo trabajadores y hacendosos que eran los tres muchachos,  que apenas con 15 años median casi dos metros y pesaban más de 100 kilogramos el les contaba que habían nacido buscando a la familia de su madre que eran europeos. El cabello se les puso más rojo y la piel llena de pecas pero ya nadie los molestaba por eso, el padre fue cediendo en el maltrato y pocas veces trato de ganárselos con amor, su relación era distante aunque los muchachos hacían todo sin flojera y aprendieron lo necesario para hacerse cargo del ganado y de las tierras, quitándole el peso de la responsabilidad al padre que ya venía enfermo de tanta rabia, el cáncer de próstata lo había consumido en su totalidad y una madrugada los despertaron sus quejidos al ir a su habitación el les pidió perdón para luego morir.


0 comentarios:

Publicar un comentario