LOS ARAGUATOS DEL SOCORRO #6

 Flor María y Roberto CAZADIEGO eran novios desde la escuela y aún seguían enamorados aunque se veían a escondidas, para evitar las lengualargas del pueblo. Ella siempre lo reconoció y supo diferenciar de sus hermanos; el le preguntaba como hacía para no confundirse y ella simplemente le decía que el corazón no se equivoca, además siempre lo aconsejo y le recriminó todo lo malo que hacía junto a sus hermanos. LOS padres de ella nunca aceptaron la relación por la mala fama de a los trillizos; Roberto era de los tres el más noble y nunca cometió tropelías, pero tampoco pudo evitarlas, Sus hermanos no buscaron el amor como el lo hizo con su noviecita,  si no más bien disfrutaban  obligando a las muchachas a acostarse con ellos por plata. Quizás el no recibir el amor de Mercedes su madre muerta, quizás la indiferencia de su nana Primitiva quien los alimentaba pero no les daba amor y por último el odio y la culpa que su padre los hizo sentir por la forma despiadada y dura como los crio. Los trillizos se refugiaron entre ellos mismos y se defendieron de todos con la misma agresión e indiferencia con que fueron tratados; pero uno de ellos sintió el amor con una muchacha buena, sencilla, amorosa y paciente tal como fue la Madre que los trajo al mundo y que en un sacrificio de amor, murió feliz por dar a luz a sus tres criaturas. Roberto trataba de enderezar a Rómulo y a ROMUALDO pero estos rechazaban sus buenas intenciones y siguieron robando becerros en las noches; también azotaron otros caseríos y campos vecinos. En una oportunidad mientras los enamorados se veían a escondidas en los establos del fundo de Flor María, un extraño malestar se apoderó de Roberto, el hermano que pensaba distinto a sus iguales;  de inmediato se despidió de la novia y partió con rumbo al Sapo, al llegar el viejo Cipriano le comunico que una comisión militar bien armada los estaba buscando y por lo que el pudo observar andaban alebrestados y con ganas de echarles plomo. Este utilizando el instinto que desde niño lo guiaba a hallar a sus hermanos aún estuviesen escondidos, se fue con rumbo a la quebrada del Corozo y allí los encontró entre los matorrales en su viejo escondite de niños. Había fusiles, revólveres, municiones y hasta unas granadas que ROMUALDO había comprado a unos desertores; Roberto los increpó y trato de convencerlos de que esa no era la forma de enfrentar al gobierno, ellos sorprendidos le recriminaron su extraño comportamiento, pues desde pequeños se defendieron juntos de sus agresores. Les propuso ir a conversar con el jefe civil y devolver el ganado robado, pagar los daños causados, contratar un abogado para sus defensas y si nada de esto resolvía el problema entonces sería ir a la cárcel,  ellos lo acusaron de cobarde y decidieron enfrentar con plomo a los militares que viniesen por ellos. Al final se abrazaron y decidieron que nada ni nadie separaría a los CAZADIEGO y mucho menos a los ARAGUATOS.


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