Los Velorios en Maracay #2

Sin duda el velorio más extraño y sentido en aquellos mis años de infancia, fue el de Cenaida una bellísima muchacha que vivía cerca de mi casa. Era admirada por todos por su gran belleza física y su forma de ser tan humilde y solidaria, Una enfermedad en sus riñones se la llevo apenas con 15 años de edad. Murió un lunes en el seguro social de San José , el martes llovió todo el día y luego el miércoles aún no escampaba. Era la primera vez que me atreví a ver a través del vidrio de una urna, allí estaba ella con su bello rostro y con su vestido blanco de la comunión. Parecía dormida y recuerdo que hicimos cola para poderla observar rápidamente, esa tarde bajo la lluvia incesante salió el entierro. Las señoras decían que tanta lluvia no podía si no ser lágrimas de ángeles tristes, una muchacha comentaba burlona que los gusanos se darían banquete con su cuerpo de Virgen. Esa tarde recuerdo como lloré y lloré en silencio, cuando volteaba a ver a mis amigos ellos también lloraban disimuladamente, pensaba que sólo los adultos morían, jamás imaginé que la joven más bella y tierna podría morir. Esa noche al acostarme me la imaginaba tan sola en aquella urna, recordaba como le echaban las paladas de tierra encima hasta cubrir por completo el ataúd. Luego cuando salíamos del cementerio, con los zapatos del colegio llenos de pesado barro me atreví a voltear y ver lo sola que se quedaba en aquel espantoso cementerio. Esa noche lloré mucho y sentí rabia, dolor, tristeza, de nuevo la recordaba en la urna dormida y quieta. Lo extraño fue que no tuve miedo de Cenaida mi Mamá me dijo que la imaginara rodeada de Ángeles, al lado de Dios sólo así pude aceptar su partida. Esa semana llovió día y noche, el canal se llenaba y el agua inundaba las calles de tierra de mi barrio y de mi niñez.

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