Hace varios años tuve que viajar al llano, recuerdo era para asistir a un velorio de un familiar muy cercano. Esa noche me fui sólo por ser día de semana y tome la autopista con rumbo hacía la encrucijada, para luego tomar la carretera Nacional. Pero al pasar tazón y rodar un poco más, decidí salirme en un desvío y tome la vía que conduce a charallave y por ahí fui a dar a San Casimiro. Luego llegue a la alcabala de pardillal como a las 11 de la noche, unos metros más adelante una chica vestida de oscuro me saco la mano y me detuve. Me dijo ir a un caserío llamado SAMAN MOCHO. Era la primera vez que escuchaba ese nombre, ella dijo que no era tan lejos y como iba triste y algo desolado, realmente sin ganas de llegar al velorio trate de distraerme conversando con aquella desconocida. Conducía despacio y escuchaba su voz diciéndome cosas que no entendía del todo, luego me pidió detenerme y vi un letrero de madera con el nombre del caserío y una flecha indicando el camino. Ella se despidió y yo insistí en llevarla a donde ella quisiese llegar, aceptó y entramos al lugar, pude ver unas fogatas y ella dijo que las hacían para alejar las plagas y los malos espíritus. Me pareció raro pero calle, luego me dijo me detuviera frente a un viejo botiquín y lo hice, nos bajamos y entramos. Una rocola reproducía canciones de Felipe Pirela, me dijo que me sentará y ella entro por una puerta justo detrás de la barra. Una mujer extraña me trajo una cerveza que no pedí, eche un vistazo sobre las personas que ocupaban las pocas mesas de aquel lúgubre lugar, vestían sacos negros y camisa blancas, al parecer usaban gomina en sus cabellos y murmuraban . Al rato la chica vino a mi mesa y le pregunte porque todo lucía tan deprimente y antiguo, ella no respondió y la pude detallar claramente. Su peinado era antiguo al igual que sus ropas, todos nos observaban y ya quería dejar el lugar, ella me agradeció el haberla traído y me advirtió que mejor saliera cuanto antes del caserío. Sentí que debía irme cuanto antes, al levantarme para salir del botiquín, me pareció ver a alguien conocido y cuando fije la vista, era mi suegro recién fallecido. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y me sentí desfallecer al ver que venía hacía mi, justo al frente se detuvo y con su voz ronca me dijo de manera autoritaria: váyase de aquí y no haga preguntas. No se como pero salí y me subí a mi carro, lo encendí y pude ver como las personas que estaban en las mesas venían sobre el vehículo. Rezando y con un miedo que jamás había sentido, logre virar rápidamente y me devolví por donde había venido. El resto del camino fue largo y tortuoso, me hice muchísimas preguntas que aún no he podido responderme, realmente que fue lo que viví esa noche con esta muchacha y en este lugar llamado SAMAN MOCHO.

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